Autoridad, control y dominio:
Los hombres creen que el objetivo principal de una
relación es tener intimidad la cual incluye compañía, cariño, sexo, amor,
comprensión, apoyo, creatividad, la fundación de una nueva familia, etcétera.
El proceso de violencia no se encuentra solamente
cuando el hombre realiza algún acto específico de violencia, sino cuando entra
en una relación.
La formación de la autoridad: los primeros años.
El proceso de formación de la autoridad es muy
compleja y empieza desde muy temprano en la vida del hombre. Desde que nace, el
hombre es educado o preparado para vivir el papel social de la masculinidad o
de macho.
El padre:
En nuestra sociedad el padre es una imagen de
poder, supremacía y sabiduría a la que se debe admirar y respetar a cualquier
costo. El padre es el protector y el que toma decisiones, por lo tanto, sabe
más que el resto de la familia. Es el personaje al que se tiene que amar, pues
si no se le ama es atentar contra uno mismo.
Es el que sale a buscar el dinero para cubrir las necesidades
de manutención, pero, sobre todo, es que define la dinámica familiar. El padre
transmite preceptos históricos de generación a generación, que los demás
adquieren como inmutables.
Ser padre en nuestra sociedad es la meta última a
la que el hombre debe aspirar- incluso sin llegar a casarse y sin asumir
responsabilidad alguna por los hijos e hijas. El hombre fuerte de la casa, el
jefe, el que manda en realidad es un ser lejano que muestra amor, cariño apoyo,
fuerzas y agresividad en formas muy contradictorias.
Aprende que para ser hombre se tienen que hacer
tres cosas: primero, no validar o reconocer el dolor propio y sus emociones en
general; segundo, para no validar este dolor o emociones es mejor callar,
sufrirlo y resolverlo por sí mismo, tercero, que está solo en el mundo pues
nadie lo va entender y, por el contrario, si expresa lo que siente será
castigado, como tal vez ya lo ha experimentado .
El niño decide seguir el ejemplo del padre porque
en la estructura social actual es un camino más fácil.
La
madre:
Es la persona que se "sacrifica" por
todos los miembros de la familia, la que está siempre atenta y dispuesta para
satisfacer las necesidades de los otros a expensas de sí mismo, y es la que
toma decisiones que son sólo extensiones de las del padre.
El hombre aprende que tiene que encontrar una mujer
que abandone sus propias necesidades para satisfacer las del padre-esposo.
Las
hermanas:
En este proceso se anulan sus potencialidades y
recursos individuales. Desde muy pequeñas las preparan para esto: al inculcarles
la obligación de ayudar en las tareas domésticas o incluso les adjudican el
papel de madre cuando la madre real no está en condiciones de desempeñar dicho
papel.
El hombre aprende desde muy pequeño a medirse con
las mujeres, porque en él la atención siempre está puesta para que se
desarrolle con un ser independiente y en las mujeres para que sean
dependientes.
Las hermanas le sirven de entrenamiento al niño
para llegar a ser padre, desde que empieza a mandar sobre ellas. Se ve a sí
mismo como dueño de los recursos de sus hermanas y de otras mujeres que lo
rodean. La familia prepara al niño para que sea el heredero del poder en el
hogar, especialmente si es el mayor de los hijos. Así ha aprendido la idea de
que la única forma de ser hombre es ser padre y la autoridad única del hogar.
Las primeras relaciones de pareja:
Para el hombre, el amor es adaptarse a los
parámetros sociales que tiene que jugar él mismo y la mujer. El hombre entra en
la relación convencido de que todo lo que aprendió en su hogar y en su grupo
social y cultural, es la forma correcta de relacionarse; por lo tanto, espera
que este esquema sea el que rija a su matrimonio.
Si ella responde como él quiere ( por ejemplo,
alejándose de otros hombres) el problema estará aparentemente resuelto. Lo que
ni él ni ella perciben es que esta relación se basa en un control que el hombre
ejerce sobre su compañera. Así empiezan a establecer tres tipos de parámetros.
Primero: el hombre es quien decide lo
que ella puede o debe hacer, porque ella le pertenece.
Segundo: el puede manipularla con
actitudes y amenazas sutiles que la afectan emocionalmente.
Tercero: ella tiene que renunciar a
su forma individual de actuar para aceptar la que él le imponga.
La transición
El casamiento es la transición más grande de la
relación. Ya casados, el hombre puede desplegar sus verdaderas intenciones de
ser la autoridad, ejerce una coacción mayor para forzarla a entrar más de
lleno en el papel de sumisión.
Control y dominio
Todo proceso se lleva a cabo para asegurar que el
hombre va a tener el control de la relación, pues la base de confirmar su
autoridad es la capacidad de controlar a su pareja.
En nuestra sociedad, un hombre es que tiene
dominio, mando, preponderancia y esto lo obtiene al comprobar inspeccionar,
fiscalizar e intervenir para regular las acciones o conductas de otras personas
y de él mismo. Para ser hombre, el control es la base de su identidad. Este
control está compuesto por los siguientes elementos:
·
En primer
lugar están las asignaciones del hombre hacia la mujer, o sea el concepto de
las tareas y responsabilidades que el hombre espera de ella.
·
El
segundo aspecto de control es hacerle saber a la mujer lo que él espera de
ella, mediante expresiones directas o indirectas.
·
La
tercera parte del control es coercionar a la mujer. Los sistemas de regulación
no funcionan si no existe un método para aplicarlos; el método más común del
hombre es coercionarla.
La autoridad
La autoridad del hombre va unida a su deseo de
controlar, pues si no pudiera controlar a la mujer no tendría forma de saber si
realmente es superior y, por lo tanto, la autoridad. Cuando el hombre se cree
la autoridad tiene que ser violento y denigrar a la mujer para atenerse como
superior.
El hombre cree que por ser autoridad tiene que
gastar la menor cantidad posible de su energía para realizar su papel. La
realidad es que, al tratar de comprobar su identidad de superior, deja su identidad
real y se convierte en una imagen insostenible. lo cual implica un gasto mayor
de energía.
Para controlar a la mujer, el hombre usa el cuerpo
de la mujer de tres maneras diferentes: Como objeto sexual, como trabajadora
doméstica y la trata como inferior a él para probarse como autoridad.
·
La sexualidad
es muy importante para el hombre, pues es la razón por la que se cree superior,
por ser hombre. Pertenecer al sexo masculino le comprueba que es superior, pero
esta superioridad tiene que ser reforzada para ser real. Por lo tanto no
considera la violación de la esposa como tal, sino como un derecho del hombre.
·
En
el hogar el hombre toma una posición de "jefe" desde la cual espera
que se le "respete". Confunde respeto con subyugación.
·
Para
poder mantener su imagen de superioridad, necesita sobajar constantemente a la
mujer y por eso ejerce la violencia todo el tiempo.
·
Desde el
momento en que se concibe a sí mismo como la autoridad, es violento porque
descarta la humanidad de otras personas, al no reconocer ni respetar su
libertad.
Los servicios
Los servicios son actos que la mujer realiza para
satisfacer las asignaciones que el hombre le impone. Los servicios también son
una forma de comprobar su autoridad, pues la ejecución de sus órdenes refuerza
su creencia de superioridad. Podemos considerar los servicios como una prueba
empírica de la superioridad del hombre.
Los servicios más importantes para el hombre son
tres: que refuerce la posición del hombre como autoridad, que la pareja acepte
ser posesión del hombre y que le dé sus recursos al hombre.
·
El primer
servicio de importancia consiste en confirmar que el hombre es la autoridad y
ella es subordinada.
·
El
segundo servicio que el hombre demanda de su pareja es que sea exclusivamente
una posesión de él. Esto quiere decir que ella debe cambiar muchas o todas las
actitudes que él no aprueba, desde su forma de actuar, sus amistades, su
sexualidad, su forma de vestir, hasta su forma de pensar y de ser.
De acuerdo con Dobash y Dobash, uno de los
principales motivos del hombre para ser violento con su pareja son sus celos,
seguidos por sus expectativas respecto al trabajo doméstico, dinero, problemas
de estatus, intentos de la mujer de irse, parientes y amistades, alcoholismo
del hombre e hijos.
·
El tercer
servicio toma forma cuando la mujer acepta aportar sus recursos para beneficio
del hombre. El hombre deja su pareja que trabaje en el hogar hasta quedar
exhausta, además, encuentra muy conveniente su agotamiento físico, porque así
no podrá oponérse.
Los reguladores ecológicos son conductas y
creencias que permitirá al individuo y al grupo sobrevivir, al mismo tiempo que
mantienen un equilibrio saludable entre sí y con su medio ambiente.
Sin embargo, los reguladores ecológicos no pueden
ser totalmente suprimidos, y el hombre lo sabe, de modo que su pareja para que
ella actúe como regulador ecológico de él. La mujer es la que tiene que llevar
la carga de la irresponsabilidad del hombre pues cuando termina enfermo o en la
cárcel, es ella quien sume más responsabilidades.
James Gilligan describe cómo los asesinos más
crueles con los platicó le decían que se sentían como "que estaba muertos,
que no sentían emociones y que les daba lo mismo estar vivos que muerto".
Ella tiene que expresar por los dos que quieren; es la que busca los momentos
de intimidad; la que se pone el color a la relación, etcétera.
El hombre percibe las relaciones interpersonales
muy cercanas como una lucha o competencia en la que se debe destruir o ser
destruido. El hombre no concibe que su relación con su pareja puede ser
positiva, nutritiva, creativa y cooperativa, igualitaria y democrática.
El riesgo fatal
Según Sinclair el riesgo fatal es el momento en que
su superioridad ya no le funciona y se encuentra en una situación desesperada y
cree estar al borde de la muerte. El hombre que ha basado su identidad y
creencias de superioridad en las respuestas de la mujer, está en constante
amenaza de que ella no haga lo que él quiere, cuando esto sucede, él siente en
peligro su identidad y por lo tanto, el mismo se siente amenazado de muerte.
El riesgo fatal existe cuando el hombre decide
escalar su violencia hacia la mujer. El riesgo fatal no es sólo una idea: el
hombre ha sido entrenado para responder con tensión física a los problemas con
que se encuentra.
Control y
dominio
Para librarse del riesgo fatal, el hombre tiene dos
posibilidades: la primera es aceptar que su pareja está haciendo algo que es
más importante para ella en ese momento y hacer él mismo lo que necesita. La
otra es reafirmar su superioridad, controlando y dominando a la mujer mediante
la violencia.
Violencia
emocional
El hombre hiere los sentimientos de su pareja para
forzarla a darle los servicios y aceptar su autoridad.
Violencia
verbal
La violencia verbal tiene tres variantes:
cosificar: denigrar y amenazar. Cosificar es minimizar a la mujer, tratarla
como si fuera un objeto y el objetivo es quitarle su humanidad.
Denigrarla es quitarle el valor al criticarla, juzgarla
y definirla. Las amenazas son promesas de realizar la violencia física.
La decisión de utilizar la violencia física
Para ser violento, el hombre tiene que acercarse a
la mujer y esto es violencia física. Existen dos formas de violencia física:
contacto directo y contacto alrededor.
El contacto directo va desde tocar a la pareja,
escupirla, echarle agua, golpearla, empujarla, jalarla, dispararle, etcétera.
Violencia alrededor consiste en hacer algo cerca de la pareja para amenazarla,
por ejemplo, romper la televisión, patear a las mascotas, golpear las paredes,
aventar objetos, etcétera.
Por lo general, el hombre detiene su violencia
cuando ha obtenido lo que quería; imponerse como autoridad, con esto inicia
nuevamente el ciclo de violencia.
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